
Así como los objetos se transforman, creo, el alma se transforma... con el tiempo y los trancazos... Habrá gente que haya nacido con el don de la sabiduría y no necesite pasar por las penalidades que exige esta transformación. Otros... caray!
Pero si no fuera por el asombro y el gozo que provoca este maravilloso cambio, entonces qué objeto tendría andar pululando por estos recodos de vida naciendo larva y muriendo larva; o aleteando incansable como una mariposa que acaba sofocada por sus propios colores?
Un abrazo a mis dos que tres lectores de Cancún, México; Valladolid, España y Lima Perú.
1 comentario:
y la de Ensenada que?
No te creas, un saludo cordial y afectuoso.
Muy buen post. Crei que nadamas yo era la de los errores, que los demás nacian enseñados... jiji
Publicar un comentario