domingo, 26 de abril de 2009

Las vacaciones

Por fin salí de vacaciones... estuve un poco más de un mes en el Caribe... no fueron lo que se podría decir unas "vacaciones", pues desde el primer día que llegué tuve que trabajar. Sin embargo hay tiempo para todo: la playa, las conversaciones, el merlot y las sesiones de fotos aquí y allá.
Eso de que en el mar la vida es más sabrosa... no sé. Lo que sí sé es que el sol calienta más y la cerveza burbujea en el paladar dándole al espíritu una sensación de felicidad.
El escritorio y la descompensación hormonal me han hecho engordar. Los diez kilos que subí durante los dos años que he estado en casa provocaron el asombro de los amigos. Pero me importó muy poco. Ninguno de ellos se conservaba igual. Todos tenían la marca de la vejez en sus rostros y yo -lo confieso- me sorprendí de ese cambio, una tansformación no sólo del cuerpo, sino también en la manera de ser: menos felices, menos optimistas; más intolerantes.
El sobrepeso comenzó a peocuparme cuando las caminatas -que antes eran ligeras- se hicieron tortuosas. Empecé a sufrir de laceraciones en los pies y el agotamiento era inevitable. Así que decidí que tenía que comenzar un régimen para adelgazar.

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