viernes, 29 de mayo de 2009

Hablaré de mí

Hasta aquí. Déjaré de escribir de la familia. El tema se ha vuelto demasiado escabroso y es doloroso el pensar -solamente pensar- en la hermana, en el tío, en la tía, en la madre, ay! Los personajes representan un impacto en mis planos y aburridos días.

Tal parece que la única manera de salir del tedio es molestándonos los unos a los otros.
Hablo de una familia donde el afecto debió haber quedado molido, con un chipote en la frente, triturado bajo las ruedas de la codicia y las propiedades.

En este proceso de estar enferma me doy cuenta que esa ha sido mi única manera de vivir en esta casa. Es como si la casa o mi madre me estuvieran convenciendo cada día sobre las maravillas del estar enferma y morir. De hecho, esta casa es una invitación al féretro, véase el color de los muebles de la sala: gris. Hay que ver la textura afelpada, como una caja de muerto decente, sin mucho dinero, pero si de mucha sociedad.
Mi estado de ánimo no me ayuda para sobreponerme. Paso de una enfermedad a otra, de una convelecencia a otra, y así suceden los días.

Por eso he querido dejar de hablar de la familia. Es una asunto muy peliagudo, hay muchos odios, resentimientos y barreras. Hay muchas lecturas y varias conclusiones. Pero para evitar errar, mejor hablaré de mí, pues si es el único tema que podría tratar sin el temor a la equivocación a la mal interpretación.

Hablaré de mí y espero no aburrirlos mucho.

1 comentario:

Coro dijo...

Querida Matha:

De lo que quieras, pero ¡escribe! Cuéntanos de ti, queremos saber. Comenta, inventa, di lo que te salga que estaré pendiente de tus letras.

Abrazos con cariño