domingo, 14 de junio de 2009

Agripina y las posesiones

Mi despertar fue amable después de haber descansado en horas de sueño que ya traía atrasadas. Tengo una anfermedad que los médicos no han podido dignosticar bien, pero que yo creo -según mis síntomas y la internet- que se llama rinitis. La nariz de pronto se convierte en una llave de de mocos tansparentes que caen en gotas, se tapa y se sufro de picazones.
Llevo así casi todo el año. Es por eso que hoy me había despertado bien, sintiéndome contenta de haber disuadido ésto que tengo durante la noche, que es cuando me ataca generalmente.

De pronto Agripina, desde su cama se empieza a quejar, a decir que estoy haciendo lo que me da la gana con sus posesiones, que mientras ella viva tengo que acatar sus decisiones, y empieza haber un altercado. Ella mueve la cabeza de un lado a otro con un mar de palabras que prefiero no repetir y yo la sujeto del mentón y le digo: "ey, mírame bien: soy tu hija". Y ella se vuelve histérica y empieza a lanzarme golpes con sus brazos y yo me retiro de inmediato, salgo del cuarto.

Desde fuera escucho que está llorando y entro a consolarla. Pero ella dice: "me quieres matar, sólo vienes a matarme"... Yo me sorprendo y trato de hablarle con tranquilidad, "no te quiero matar", tienes que disculparme. Desde aquí me doy cuenta que mi madre está entrando en una etapa senil y tiende con facilidad a cuadros de desesperación, una tendencia a llorar por cualquier cosa a preocuparse por todo. "Ayer estuve mortificada por ti toda la tarde, debiste llamarme para saber dónde estabas", me dice.

Veo como una revelación que a Agripina le molesta mi trabajo, que pague sus impuestos, que lleve sus negocios y haga acuerdo comerciales. "Tú lo controlas todo", me dice con resentimiento.
Todo ésto es demasiado para mí... estoy segura que si lo días pasan y no me voy, terminaré en la fosa, en posición acomodada, junto al cuerpo de mi madre -o quizás a ella le toque asisitr a mi funeral-.
Por eso he decidido regresarle "todo" lo que me ha dado, se lo regreso como una forma de liberación... menos la vida. Esa la perderé independiente a su voluntad.

1 comentario:

Coro dijo...

¡Ay!, querida Avelina, no debo decirte que me encantan tus historias -aunque sea verdad- porque sé que tu vida la que estás escribiendo...

Besos.