lunes, 2 de noviembre de 2009

De cementerios y flores


Ha sido un fin de semana de cementerios y flores.
Antes del Día de Muertos los primos fueron al panteón a limpiar las tumbas, como es costumbre.
Las familas son grandes porque los nacimientos son numerosos y son estas familias para quienes el Día de muertos cobra más sentido conforme el tiempo transcurre, pues son más cada vez -en un lapso de 100 años que dura una generación- los parientes que mueren.
A mí me gusta ir al panteón a ver a presenciar los trueques en los puestos de los flores, a tomarle fotos a las las tumbas decoradas, a ver las cosas chuscas que la gente hace de manera natural en momentos de congregaciones.
Las multitudes siempre me han atraído porque la gente pierde su individualismo y se diluye en algo portentoso e impredecible.
Por lo que se refiere a los sacros actos de la muerte podría afirmar que he vivido desde hace tres años en la antesala de un cementerio. Mi habitación que todavía es umbría y triste sirvió para la agonía del abuelo durante el tiempo que duró su trance a la muerte.
La habitación que en el tiempo de mi niñez ocupó el tío Padre fue también habitada por la tía Nony y en ésta padeció los horribles dolores que la mantuvieron en agonía por varios meses hasta que murió en el 2006.
Esta es la única habitación que tiene baño privado. Ahora mi sobrina Roxana es quien la ocupa, y a los demás niños parece gustarle.
Mi madre duerme en la cama que fue de la abuela -su madre- y descansa en el mismo sillón reclinable donde Anita (la huerfanita) estuvo soportando las supuraciones de una llaga que la mantenía con la pierna en alto.
De tal manera que el vivir en esta casa ha sido como el encimarnos en los abuelos y en la tía muerta. Esta esuna apreciación muy personal, ya que hay casonas, especialmente las antiguas, que son habitadas por los descendientes durante varias generaciones, como de El fuerte, donde la tercera y cuarta generación de las familias pudientes de una época vive todavía en las casas carcomidas y una y otra vez restauradas. 
Buen día.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que lindo escribes Martha. Que conexiones con los antepasados, a través de la casa familiar. Gracias por compartir tus pensamientos con nosotros, Querida Martha,

Recibe un abrazo Xiireño,
-Xiir