martes, 14 de octubre de 2008

Elecciones

De haber podido escoger, estoy segura que la tía Ana hubiera señalado a la reina Sofía como su hermana; yo, a la bien reconocida escritora y periodista, Elena Poniatowska (una palanquita no me hubiera caído mal).
Mis sobrinos, lejos de la bruja que soy yo, se hubieran fijado en Lucerito, o en Alejandra Guzmán.
Pero no. Volvemos a lo mismo: en familia nos es imposible escoger a los parientes, y la razón, me atrevo a pensar, que es entre familia donde se tallerean las pasiones: las envidias, las discoridas y los resentimientos.
Entonces, pues cojamos el desarmador y el martillo y empecemos a reparar lo roto.
Hablemos y hablemos hasta que la saliva se nos acabe. Quizás algún día podamos entendernos.

Un abrazo

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