viernes, 28 de noviembre de 2008

En familia

Muy pocas veces en mi vida me he sentido tan cerca del egoísmo y la demencia como ahora que estoy viviendo en familia.
Después de la muerte de mi padre y luego de mi hermano, nos quedamos la madre y las tres hermanas. Sólo cuatro. Luego las hermanas tuvieron hijos. La familia creció a nueve, más los dos cuñados: once.
Pienso en este número... tremendo número... si somos once, entonces por qué se vive en esta soledad de témpano, un páramo de espinos donde es preciso gritar para que la misma voz nos haga compañía.
Un abrazo desde el páramo.

2 comentarios:

Coro dijo...

Martha:
Te entiendo perfectamente.

Un abrazo desde el Caribe que te espera...

Martha Avelina Rojas dijo...

Gracias, amiga, por ese lazo solidario que tanto se aprecia en momentos como éste... gracias.