El paso de los días ha sido fulminante. Las hojas del calendario han volado en un abrir y cerrar de ojos. De lo último que recuerdo fue el deseo de escribir sobre la tía... y eso fue cuando caminaba por uno de los senderos del parque Sinaloa, pero fue un deseo que se disipó con el vértigo de los deberes y la rutina.
Quería decir que el domingo pasado, hace apenas cinco días, los primos depositaron las cenizas de la tía en el lugar donde yacen nuestros muertos, en una mini parcela del panteón municipal, donde están mi padre, hermano, primos y tíos.
El golpe de esta muerte ha venido a cimbrar mi espíritu, pues en un lugar de mi entender -bastante obstinado- supuse que la tía sería inmortal, que moriría yo antes que ella, que morirían los árboles, los pájaros y los días, todo antes que ella...
Hace un año compré un seguro de vida y puse como beneficiarias a mi madre y a mi tía Lupita pensando que las dos viejitas recibirían un monto considerable en caso de mi partida.
Las dos vivían como buenas vecinas, siendo cuñadas se habían tratado como comadres, casi como hermanas -con todas las pequeñas agruras que causa la hermandad-.
Solían ir juntas -por las tardes- a jugar lotería a las casas de la tía Hilda o a la de Teresita.
Las dos señoras setentonas tenían una agenda nutrida de eventos sociales y entretenimientos; yo era quien -sumida en la quietud de las frondas del patio- se quedaba en casa.
Recuerdo de cómo era hace apenas un año, cuando las tías Hilda, Ana, Carmela, Lupita se reunían en torno a la mesa a jugar baraja una vez por semana. La tía Ana cantaba mientras se tomaba una copita de tequila; la tía Hilda, pese a su retincencia al alcohol sucumbía y pedía un caballito con sal y limón. No pasaba mucho tiempo sin que la tía Lupita lanzara un chiste rojo y luego las risas se podían escuchar por todos los ámbitos.
En esas mismas tardes, fuera en la banqueta, estaba Víctor, a quien le decían el chango debido a su expresión pensativa, sus labios gruesos y sus pómulos saltones: un verdadero hombre del Nearthental. Se dedicaba a lavar los carros de las trabajadoras y las clientes de mis hermanas.
Las tías dejaron de venir a esta casa a raíz de los pleitos legales en torno a las posesiones de la tía Nony, ya muerta.
Sin embargo, viviendo aquí junto, seguimos viendo a la tía Lupita y el juego de lotería continuó en casa de la tía Hilda.
Todo parece haberse ido en un suspiro de bruma. Luego que la tía Lupita murió, le siguió el chango, quien cayó enfermo de algo que sus parientes llamaron "fiebre maltosa". La última vez que lo vi estaba muy demacrado y después sólo supe que estaba en cama.
Mi tristeza no es gratuita. Viene de ver una banqueta -normalmente concurrida- convertida en una ciénega extraña.
La estancia de los sobrinos y la visita de mi hermana menor ha disipado un poco un sentimiento lóbrego que de pronto me asalta tras los muros. Extraño a la tía. Era grato saludarla por la mañana cuando barría la banqueta. Luego había una hora en mediodía en que los primos hacían una parada en su ruta de deberes para estar con ella y platicar en la terraza de la casa. Así que de regreso de los mandados, en el sopor de mediodía, yo pasaba por allí y participaba de algún modo en ese alboroto informal de los primos.
Desconozco muchas cosas, pero sé que desde que la tía murió Agripina ha demostrado estar más deprimida que nunca y suspira hondo quejándose de que el falta el aire... ayer la llevé al doctor y mis sospechas se confirmaron: Agripina lo que tiene es una vejez que provoca el tiempo y la tristeza de ver a sus seres queridos irse a la tumba. No hay nada qué hacer. La he dejado a ella lidiar con sus congojas... yo, viendo esa banqueta y recordando la risa de la tías en torno a una ronda de cartas, tengo las mías.
In Memoriam :: Maestros Yuri de Gortari and Edmundo Escamilla, Ever in Our
Hearts
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Originally published in 2011, it's time to remind ourselves of the lifelong
work done by these two men: Yuri de Gortari and Edumundo Escamilla. Their
contr...
Hace 1 año
1 comentario:
Martha ya te extrañaba... Es la segunda vez que vengo a leer esto.
Escribe máaaaaaaas.
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