sábado, 4 de diciembre de 2010

Tras casi un año

He regresado a este blog, a la calidez de la letras y a la acogedora tranquilidad del hogar que mi madre y yo hemos organizado en la calle Juárez. Esto después de haber pasado nueve meses en la Riviera Maya (nombre rimbombante con que los politicos y empresarios decidieron llamar a una costa de sascab para atraer turistas).
Han sido nueve meses en los que he extrañado la sensación del teclado bajos las yemas, el esfuerzo de hilar frases en un silencio de pesada concentración; la bella libertad de decir cuanto se quiera decir frente a un público sin cara y sin voz (más que aquella que pudiera emitir al poner algun comentario en esta misma plataforma).
Sí que extrañaba mi lap top y este pequeño escritorio con cuatro ruedas que ya viene a la habitación, que ya se va a la sala, y sí que extrañaba la deliciosa comida casera. Nada como una buena tajada de panela sobre una tortilla tostada, no?
En este tiempo construí una casa de campo, en un lugar habitado por monos, tejones, ardillas y cientos de pájaros.
También monté una tiendita de plantas y macetas.
Y trabajé tanto que algunas llegué vencida a los consultorios médicos. Tuve que tomar medicamentos para bajar la presión, y muchas veces me fui a la cama pensando que quizás no despertaría ya más.
Ahora estoy descansando y comiendo a la horas y contenta de estar aquí.
Besos.

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