domingo, 25 de diciembre de 2011

La primera Navidad sin Agripina

Un haz de luz se filtró por la ventana y alumbró por segundos una de las esquinas de la salita de estar. El sillón reclinable que había sido de mi abuela y después de mi madre ya no está. Tampoco la imparable televisión de 22 pulgadas. La consola se ve desnuda, con un reproductor de discos dividis y un rollo de plástico de empacar sobre su lomo. Fuera de esas ausencias todo se ve igual. Las paredes siguen revestidas con la misma galería. La foto del Papa Juan Pablo II en su marco y las vírgenes al óleo en sus retablos oscuros continúan propinándole un aire sacro a la estancia.
Este diciembre las ventiscas del norte han obligado a la gente a usar abrigos, guantes y gorros. Algo que no había pasado en cinco años. Sin embargo el sol de mediodía pega directo y calienta. Normalmente salgo de la casa a esa hora, pues los encerrones de día tienden a ponerme triste. Así que busco cualquier pretexto para salir y poner la mente en la actualidad. Pienso en la manufactura del café, o en las mareas que se han alejado hasta dejar las bahías convertidas en un estero con riachuelos y dunas negras. Pienso en la mano de obra y los trabajadores unidos en cooperativas, porque no quiero dejarme atrapar por el mismo sentimiento que me acongoja sin remedio, por el profundo vacío en que ha caído esta casa ahora que Agripina ya no está.

5 comentarios:

tener una niña dijo...

Gracias por el aporte. Muy interesante el blog en general.

Anónimo dijo...

Gracias a ti, por leer y poralgún indicio de la vida y la experiencia congratularte conestas líneas.

buscar trabajo en costa rica dijo...

Los seres queridos que se nos van siempre estan presentes de diferentes maneras a lo largo de nuestras vidas y este es un caso de eso.

Anónimo dijo...

Lindo :) k bonita y ademas gracias me sirve para la tarea!!!! ;)

Unknown dijo...

Buen reporte