Ya todos los ingredientes están en la mesa: la pimienta del resentimiento; la sal de la injusticia; la intolerancia y, sobre todo, la falta de amor. Alrededor de esta mesa el pleito se cocina. Una contienda entre hermanos, tíos y sobrinos. Veremos quién gana y se queda con las propiedades de la tía Nony.
Si ella viviera, me pregunto, a quién le iría?
Y doña Anita, qué dijera la honorable abuela? Hubiera abierto sus ojos desemesuradamente y con su voz de muñequita tersa hubiese dicho: "Habrase visto!"